Etiquetas

cuentos (15) dirección (34) ecología (3) economía (110) energía (7) exterior (19) innovación (20) laboral (39) León (53) Noticias (88) política (70) tendencias (39) turismo (10)

viernes, 8 de julio de 2011

María San Gil


María San Gil, ¿no les gustaría que volviera a la política? O por lo menos que frecuentara alguna mesa de debate, pongamos que discutiendo sobre el desprestigio de la política con otros pesos pesados con los que tiene mucho en común, además de su condición de mujer, como por ejemplo, Esperanza Aguirre o Rosa Díez. Retirada de la política y ahora en el paro, según afirma ella en la última entrevista publicada, es uno de los escasos ejemplos conocidos de coherencia política, ¡una lástima que se fuese, la verdad, porque el PP en el País Vasco no se ha lucido precisamente desde que ella decidió irse sin hacer ruido.

Esta mujer sin complejos, valiente, tenaz, convincente, ha superado con éxito las pruebas que la vida le ha ido poniendo por delante y no lo tuvo fácil en su vida política. Ha sido una nota discordante dentro del partido que la vio nacer y del que fue presidenta en el País Vasco, se atrevió a cuestionar las derivas ideológicas y de acción política en las que fue cayendo, en su opinión, este partido y ahora lo cuenta sin pudor, dejando traslucir la deslealtad, la mentira, la traición, el sufrimiento… padecidos en todo el proceso.

Por encima de las ansias de poder o de la adhesión inquebrantable a unas siglas, yo creo que la motivación de María San Gil está más cerca de la lealtad a unos principios y valores y del trabajo y la responsabilidad que significa la vida pública. Claro que no se libran de alguno de los males que aquejan a la clase política pero, en general, me parece un referente a tener en cuenta. En el momento actual en que hay un mar de fondo contra los políticos y su modo de entender la vida pública, los partidos tienen que abrirse a los intereses de los ciudadanos, sin condescendencias, con realismo, siendo capaces de asumir las propuestas interesantes del contrario porque, pienso yo, que la política no debe ser una trinchera. Para ganar credibilidad y para que la clase política recupere parte del prestigio perdido, las adhesiones inquebrantables a un líder, a un nombre, tendrán que dejar de ser el baremo para progresar en el escalafón de la militancia.

Todo esto viene a cuento de los resultados del último barómetro del CIS en el que se muestra que el 55% de los españoles sienten poco interés por la política y ocho de cada diez cree que la corrupción está muy extendida entre los políticos españoles que son la tercera preocupación ciudadana. La sociedad está asqueada y los responsables de los partidos deberían analizar con atención lo que está ocurriendo, empezando por escuchar las voces cabales y con sentido común que todavía quedan y radicalizando menos sus posturas y discursos.

Y también viene a cuento porque San Gil presentó ayer, acompañada de Aznar y Mayor Oreja, su libro de memorias “En la mitad de mi vida”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario