Las
encuestas a niños se han convertido en un instrumento muy utilizado para
conocer hacia dónde vamos y de dónde venimos. Las usan y aplican todo tipo de
empresas, consultoras y fundaciones para saber algo más de la naturaleza humana
y detectar las tendencias de marketing, los gustos de compra, o las más
diversas inclinaciones de los seres humanos.
Habrán
visto, seguramente, circular por la red el experimento de mostrar a varios
niños la imagen de un bolígrafo bic
junto a una cassette de esas prehistóricas, como la prueba del algodón de los
estragos que causa el paso del tiempo. La mayor parte de los niños de hoy no
son capaces de relacionar ambos objetos, señal de que son muy jóvenes para
determinar la relación que los une. En cambio, si les pones frente a un
televisor, intentarán pasar de pantalla con el dedo, prueba inequívoca de la
era digital que vivimos.
Han
hecho también otro experimento con niños para averiguar las profesiones del
futuro y nos hemos encontrado con trabajos como: nanomédico, ingeniero de
vehículos alternativos, granjero vertical, fabricante de partes del cuerpo,
guía turístico espacial, profesor virtual, especialista en reversión del cambio
climático, ayudante de networking… ciencia ficción, casi, pero a la vuelta de
la esquina.
Una
de las últimas encuestas a nuestros locos bajitos ha versado sobre sus
preferencias a la hora de ponerse a las órdenes de un jefe. La ha realizado la Fundación Adecco
entre 1.200 niños de toda España entre 4 y 16 años y el resultado ha sido muy
ilustrativo sobre el liderazgo que prefieren los chavales: querrían tener un
jefe como Guardiola. Toma, y yo! Para ellos sería el mejor jefe del mundo, con
el que serían más felices cuando trabajen en un futuro más o menos próximo.
Otro éxito para Pep y van ya… Pero, ¿qué tiene el ex entrenador del Barcelona
para que todo el mundo le prodigue tanta admiración y respeto por su trabajo y
liderazgo?
Veamos.
En un mundo que critica mucho, desprecia casi siempre y admira poco, el mérito
de Guardiola es haber logrado un elogio unánime y sincero por sus resultados y
valores aplicados a un equipo de fútbol pero que bien podrían aplicarse a
cualquier persona u organización.
Yohan
Cruyff, que conoce muy bien a Pep desde que estaba en el fútbol base y luego en
juveniles, ha dicho de Guardiola que es “un tío muy inteligente”, que la falta
de físico que tenía en aquella época le vino muy bien para forjar su carácter
porque le estimuló a desarrollar más su inteligencia y sus habilidades
organizativas. Convirtió su debilidad en una poderosa arma para crecer, hasta
convertirse en un buen futbolista y en un excelente entrenador y líder.
El
liderazgo de Guardiola es de nivel 5, en una escala del 1 al 5. Los líderes de
este nivel son inspiradores del éxito de los demás, obtienen resultados
excelentes de forma sostenible, preparan el futuro, muestran una sincera
humildad, asumen valientemente sus responsabilidades. Son personas y
profesionales modestos, dedicados, genuinos, obsesivos, apasionados… por los
suyos y su organización. Pep Guardiola ha demostrado ser un maestro en
conseguir en su equipo un clima de alto rendimiento, satisfecho, con excelentes
resultados y mejoras. ¿Con qué
ingredientes?: claridad en los planteamientos, flexibilidad en los medios,
cohesión, búsqueda de soluciones creativas, trabajo, esfuerzo, disciplina y
rigor. No hay otro camino para conseguir el éxito.
Como
decía Napoleón, “el líder es un mercader de esperanzas” y hoy, más que nunca,
necesitamos líderes que eleven nuestra confianza, nuestra ilusión y que nos den
“hambre de victoria”. Los niños y niñas españoles lo tienen claro: apuestan por
un jefe con empatía, con ética profesional, sin prepotencia, innovador y
proactivo que inspire además, todos estos valores en su equipo.
Si
el fútbol es una metáfora de la vida, como dijo Sartre, ¿por qué no empezamos a
aplicar algo de todo esto en nuestras vidas, empresas y organizaciones?
No hay comentarios:
Publicar un comentario