A pesar de la alegría de Mariano Rajoy, pintan bastos, al menos en León, como cada vez que se publican los datos de la EPA, no nos da un respiro. El trimestre pasado, final del año, el informe era muy malo para el empleo, pero es que este es aún, nada más y nada menos que 56.100 personas se encuentran en situación de desempleo -récord histórico-, 4.800 más que en el trimestre anterior, un 26,5% de tasa, se sigue destruyendo empleo y la población ocupada consecuentemente disminuye hasta los 155.900 trabajadores. No, no se puede estar contento, quizá a nivel nacional, con el descenso de 2.300 y que si hace más de 8 años que no se daban datos positivos en el primer trimestre pero a escala provincial los datos son dramáticos.
Seguramente se está produciendo en España una dualidad, cada vez más polarizada entre provincias dinámicas que pueden circunscribirse a Madrid, Barcelona y las vascas principalmente y el resto, donde la crisis está afectando en toda su totalidad, y lo que es peor sin una clara apuesta de solución, porque pasa por la inercia -el tirón- que en su camino dejen motores de desarrollo, en nuestro caso Madrid. Es una especie de autocomplaciencia ante la irreversibilidad de los datos.