Recientemente asistimos a un
bombardeo masivo fomentando el emprendedurismo, incitando a todo el mundo a
enfrentarse a la aventura de crear una empresa, ser tu propio jefe; parece la la
solución para todos los problemas de nuestra economía: si faltan emprendedores, creémoslos. Yo lo he vivido en muchas conferencias y charlas a jóvenes estudiantes y en la mayoría de las veces sin muchas razones. Pero de la misma manera que no todo el mundo corre los 100 metros en menos de 10 segundos, no todo el mundo puede ser empresario. Pero además, me atrevo a decir, ni falta que hace. No hay nada en este mundo que valga para todos, salvo ese
curioso refresco, para mí más interesante por sus campañas que por sus
productos: para los altos, para los bajos, para los blancos, para los negros,
para los rubios, para los castaños, para los de aquí, para los de allí, ¿se
acuerdan?
Desde luego yo no me voy a oponer
a la necesidad, casi la obligación de crear empresas, que enfrentarse a un
reto, de unir esfuerzos para conseguir una meta, desde luego que no. Pero aunque
para mí tengo que ser emprendedor no va en los genes, ni es una marca que la tienen aquellos elegidos al nacer (al menos en la gran
mayoría), tampoco todo el mundo puede arrostrar con las obligaciones y
responsabilidades que conlleva.
El empresario es el resultado de
un binomio, de una relación entre conocimiento y oportunidad, de manera que en su óptimo surge
la creación de empresas, es allí donde se materializa una idea. Por lo tanto para
crear empresas y empleo y riqueza, no vale recurrir masivamente, como
estamos asistiendo actualmente a la aseveración de “crea tu empresa”, porque en
la gran mayoría de los casos es la puerta segura para el fracaso, y no en el
sentido norteamericano de un paso más hacia el éxito final, sino entendido
como Dios manda, batacazo y ahí te apañes.
Por lo tanto cuidadín con echar
balones fuera, la responsabilidad de la creación de empresas es de todos no sólo del aventurero (loco-soñador), es de la
sociedad en su conjunto y la adecuación de los recursos para que se
materialicen las ideas de la mejor manera posible.
Si hemos considerado (yo desde
luego así lo hago), que es el resultado de una combinación de conocimiento y
oportunidad, es imprescindible maximizar dicho binomio para que el número de empresas
creadas sea mayor. Las campañas publicitarias del estilo "todos a emprender" son mas voluntariosas que otra cosa porque no afectar a ninguno de los componentes anteriores. Entiendo por conocimiento, la formación académica y personal
la de nuestras experiencias vitales, y por oportunidad la creación de un
ambiente, de un escenario propicio para el nacimiento. Apple no se podía haber
creado en España, ¿alguien se imagina un inspector laboral en el garaje de
Jobs?
Leo recientemente en el Informe
de Emprendimiento en España que la creación de nuevas empresas se ha acelerado
por necesidad y no por oportunidad, y pienso inmediatamente pobres emprendedores.
La percepción de oportunidades de negocio, por parte de los españoles se encuentra
en la cola de los países desarrollados, por lo tanto me hago la siguiente
reflexión ¿qué empresas estamos creando?
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