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lunes, 30 de abril de 2012

BE HAPPY!

Si usted duerme bien, hace ejercicio habitualmente, tiene sentido del humor, se adapta a las circunstancias fácilmente, tiene la autoestima y la capacidad de resiliencia altas, piensa en positivo, genera conexiones afectivas con los demás y no se cansa de aprender, además de tener buenos genes, claro, ¡ES USTED FELIZ! ¡ENHORABUENA!

Así al menos lo han afirmado los expertos que han participado en el segundo Congreso de la Felicidad que organiza una prestigiosa marca de refrescos. A esta lista tendríamos que añadir, digo yo, la circunstancia de tener trabajo, porque tal y como van las cosas, España va a batir el récord mundial de desempleados y de infelices.

Conseguir la felicidad…, ¿qué hay más importante que eso? Es una misión tan vital como imposible. Pero todos llevamos dentro la necesidad de librar esa batalla. La compañía que fabrica y vende el producto más universal, Coca-cola, se ha arrogado la tarea de organizar anualmente un Congreso Internacional de la Felicidad. Si nos lo cuentan hace unos años pensaríamos: “es una inocentada” pero es real, tan real como que los españoles somos los más felices de Europa, según se desprende de alguna encuesta hecha a pie de playa, me temo, porque si la hacen a pie de fábrica o a pie del Inem, no creo que encontraran tantas caras sonrientes.

La felicidad, dicen, es un estado transitorio, como el enamoramiento. Se lo preguntan a usted así, a bocajarro, ¿es usted feliz? y seguramente se quedaría en blanco, no sabría qué contestar. A lo mejor habría que preguntar qué cosas le hacen a uno feliz: dormir la siesta, comerse un cocido montañés, escuchar las risas de nuestros hijos, un masaje relajante, unas vacaciones en el Caribe, que el Real Madrid gane la liga…. ¡vaya usted a saber!

Pero ahora mismo, la felicidad en España cotiza a la baja. Además de mucho más pobres, estamos en la senda de ser mucho más desgraciados. Entre parados, asalariados mileuristas, funcionarios congelados, empresarios sin empresa, autónomos sin posibles, jóvenes sin futuro, viejos sin esperanza, sólo nos queda la clase política donde poder buscar a algún “agraciado”, y no lo digo por la “jeta” sino por su otra condición, la de ser humano feliz.

No les voy a aburrir con tragedias humanas o dramas personales, les voy a contar una fórmula infalible para ser un poco más feliz, aunque haya perdido su empleo. ¡Comparta su pena, sus pesares, sus lágrimas, sus cabreos, sus frustraciones, porque digo yo, que “si la felicidad es más si se comparte”, será verdad también que “la infelicidad es menos si se comparte”. Tengamos fe, esperanza y caridad y pensemos que no todo está perdido, que hemos venido al mundo desnudos y llorando y ahora tenemos el armario lleno de modelitos y a Buenafuente y Pablo Motos para activarnos los 17 músculos faciales que necesitamos para sonreir.

¡SONRÍA, que todavía no está gravado!

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