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viernes, 27 de septiembre de 2013

Gala del Emprendedor: Premio Emprendedor D. Julio Iglesias

Desde siempre (ab urbe condita que decían los latinos) y así lo reflejan en los Estatutos Sociales, el CEL ha tenido como objetivo el desarrollo económico de la provincia de León, mediante el fomento de la actividad empresarial que pasa inexorablemente por la empresa privada como origen de riqueza y bienestar social.

Siguiendo con las perogrulladas, aunque estimo necesarias en esta sociedad donde muchos valores e ideas han de disfrazarse e incluso ocultarse para mantener vigente la máxima de lo políticamente correcto, las empresas las componen personas, pudiéndose definir como un grupo de personas que ceden determinados recursos, y reciben a cambio una compensación (léase trabajadores, accionistas, proveedores, clientes,...bancos y por supuesto Hacienda).  En la cúspide, no por importancia, sino por ser el iniciador del proyecto se encuentra el empresario: el emprendedor.


Muchas veces me sorprendo de la capacidad de las personas en buscar alternativas para subsistir, para realizar sus proyectos o sus ideas. Y algunas veces incluso me sorprendo muy gratamente. No es el momento ideal para crear empresas, desde luego, y si embargo, se crean. La teoría más ortodoxa nos dice que se necesita estabilidad, confianza y expectativas favorables para cualquier germen empresarial. Un apoyo decidido por la administración y por las instituciones financiera, menos trabas burocráticas y una cultura decidida de emprendimiento. Exactamente en las Antípodas de nuestro modelo actual: corrupción, generalizada, subidas de impuestos, ruptura geopolítica, sector bancario en quiebra,...

Nada de eso tenemos. Al menos hoy en día. Reto a cualquiera que trate de valorar positivamente algunos de los aspectos anteriores. No hay ninguno. Sin embargo las personas crean negocios. Se arriesgan. Emprenden. No me imagino, o sí, de lo que seríamos capaces si se revirtiesen las condiciones: menos trabas, más apoyo, más formación, más justicia,..

La velocidad de apertura de nuevos negocios es similar a la de los cierres, es verdad.  Pero más allá del éxito del proyecto hemos de quedarnos, al menos yo lo hago, con esos miles de leoneses que deciden poner en marcha un negocio. Normalmente pequeño, casi experimental. Con pocas probabilidades de éxito, menos incluso que anteriormente a la crisis, cuando a los 5 años de su creación, más del 70% de las empresas creadas desaparecen y a los 10 años, era el 90%. 

León es la provincia de la Comunidad que más vocaciones empresariales registra, superior a los buenos tiempos. Algo ha cambiado. Seguramente la necesidad, apremiado te veas, tenga mucho que ver o los recortes en el empleo público, pero sea como sea, hay personas valientes, decididas y un poco locas que se deciden a probar fortuna.

Para todas ellas es el reconocimiento que el Círculo hace en la persona de D. Julio Iglesias Cubría y en la organización de la Gala del Emprendedor que tendrá lugar el próximo día 10 de octubre. El leonés lejos de prejuicios como: individualista, egoísta, hosco y muchos otros (para autocriticarnos somos bastante buenos) que en conjunto se encierran todos en ese concepto de cazurro, es tan emprendedor como el que más, y tan trabajador como cualquier otro, sino más. Recuerdo las palabras que un día me dijo Amancio Ortega, el leonés es un gran trabajador, responsable y serio, y esa es una de las razones fundamentales para establecer el centro logístico de Zara en León (no pongo comillas porque fue más o menos así, quizá faltase una coma o un punto para ser textual).

Y Amancio, D. Amancio, leonés de nacimiento, no suele equivocarse mucho. Al menos no con los negocios.



Por cierto la fotografía que acompaña la entrada no tiene nada que ver con el contenido, como suele ser habitual en mí, está tomada en Rodillazo, un pueblo de la montaña oriental leonesa que desde aquí invito a conocer. ¡Ay si lo tuviesen los catalanes, que bien lo venderían...!

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