Hoy se aprueba definitivamente al
Ley de Emprendedores, no sé yo si hacía falta, porque total han pasado casi dos
años desde la entrada de este nuevo gobierno, que hayamos superado la crisis
(así lo dicen los principales indicadores económicos y se ufana el ejecutivo) y
que baje en agosto en 31 personas , para que entre en vigor (todavía no) esta
famosa ya por esperada, Ley emprendimiento.
Al margen de si la Ley es
positiva o si incluye puntos que podrían ser más o menos criticables, la
necesidad de facilitar la creación de empresas y el fomento de las relaciones
económicas de los agentes sociales, parece una necesidad básica, nunca mejor aplicado
el “sine qua non” para el crecimiento
y bienestar de una sociedad. Y la aprobación de esta Ley demuestra que somos
conscientes (hasta los políticos) que era muy difícil, pero muy difícil -tan difícil
como en Etiopía o Argelia o cualquier otro país tercer mundo- crear una empresa
y ponerse a trabajar (no todos, porque incluso algunos de esos países están por
encima nuestro). Con todo seguirá siendo muy difícil, bien hemos de lamentarlo
en la cifra de paro y de crecimiento.
A parte de las medidas que puedan
tener más o menos éxito, como la agilización en los trámites para la creación
de empresas, o la reducción en la cuota de autónomos a (más o menos) 75€; la
introducción del criterio de caja para el IVA en PYMES y autónomos y algunas
otras como el apoyo fiscal a la recapitalización de las empresas y a la I+D+i;
suele suceder en la forma de trabajar nuestros sucesivos gobiernos, con
independencia del color, habilidades o aptitudes que pudieran tener (tampoco
les presupongo muchas), que confunden las intenciones con las normas y tienden
a hacer un desiderátum con unas y otras que al final no se aclara ni Dios, a
ver si más adelante se iluminan los legisladores y son capaces de dar luz a tan
buenas intenciones de los políticos. Y tiene que aparecer un desarrollo
posterior en forma de Reglamento u Orden Ministerial que lo aclare, desarrolle
o directamente lo anule. Por lo que es lógico que en el inicio haya muchas
dudas.
Por ejemplo, es difícil entender el concepto
de responsabilidad limitada del emprendedor de las deudas derivadas de su
actividad, mediante el establecimiento de un límite según el valor de su
vivienda habitual (300.000€). A ver dónde encuentran bancos para que inviertan
en sus negocios, si todos hemos invertido en una casa y es lo poco que tenemos,
no sé con qué van a garantizar nada. Total más bares y tiendas de ropa.
Otro motivo de duda o de
desarrollo posterior atendiendo al criterio “ya veremos cómo salimos de esta”,
es la vía extrajudicial para resolver deudas empresariales hasta cinco millones
de euros, en vez del concurso de acreedores. Dónde está esa vía y lo más
importante si la figura del concurso de acreedores es bien más un concurso de
funerarios, porque la empresa que entra no sale, no sería mejor cambiar la ley
concursal, cuyo objetivo fundamental es precisamente la permanencia de la
empresa y no su muerte precipitada y de mala manera? Me recuerda a Kafka en el
Proceso, cuando acaba diciendo “como un cerdo, es como si la vergüenza fuera a
sobrevivirle” o algo parecido.
Sigo pensando cómo se podrá
introducir el criterio de caja en las empresas para aplazar el I.V.A. hasta el
momento del cobro, cuando ni siquiera es posible hacerlo con la presentación de
la demanda en el juzgado por impago. A mí que me lo expliquen.
¿Y no podría ser que en lugar de
las nuevas empresas, se beneficien de reducciones impositivas, todas aquellas
que reinviertan los beneficios, o
igualmente a todos aquellos socios que aporten capital a la empresa y no sólo a
las de nueva creación?
Tendrán que explicar cómo
flexibilizar y agilizar las trabas administrativas, y en especial las de
apertura de nuevos negocios, porque llevamos muchos años agilizando las trabas
y parece que no acabamos de hacerlo, se reproducen sin cesar, son una plaga. Lo
peor de todo es que flexibilizar no es tan difícil, lo hacen en otros países de
nuestro entorno, mucho más dinámicos empresarialmente hablando, hoy mismo un
emprendedor me comentaba que acababa de abrir un tienda online en las Seychelles,
¿Y tan lejos, pillín? Podía haberlo hecho en Inglaterra, un click y unas
decenas de euros, pero ya puestos,… Me respondió. Por lo tanto
Me hace sonreír y no poco lo del
esfuerzo sin precedentes en la implementación de una cultura emprendedora en la
educación a todos los niveles. Queda bien, cumple, queda bonito, es políticamente
correcto, y cerramos el paquete de medidas, todos a comer, el esfuerzo ya está
hecho. Y así el séptimo día descansó.
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