Aunque parezca mentira las
exportaciones de la provincia de León se han incrementado a la largo de estos
últimos años a un ritmo increíble: un 45% en el 2011 y un 37% en el 2012 según
los datos publicados por la AEAT y ya alcanzan los 1.751,8 millones de euros. Desde el año 2005 se han multiplicado por tres y han mantenido ese ritmo de crecimiento a pesar
de la crisis.
Y aún más sorprendente es que las exportaciones leonesas, se basan principalmente en maquinaria eléctrica, sí el 51% del valor de lo exportado; muy
lejos quedan el resto de las áreas de actividad como los por ejemplo los
productos agropecuarios, que apenas llegan al 10,1% del total. Por lo tanto, si
como parece la economía ha de crecer por las exportaciones, es de suponer que
se requerirá un mayor esfuerzo en mantener un sector industrial competitivo ya
que la mayor parte de ellas proviene de ese sector.
Pero estudiando el PIB
provincial, la participación de este sector apenas llega al 10%, en España es
un poco mayor, el 13%, mientras que la media europea está en el 15%. Por lo tanto cabe
mejoría. El Círculo de Empresarios en su informe “35 años de contribución a la
sociedad española” comenta que el sector industrial es el soporte necesario de
otros sectores y en especial el de servicios, por lo que habría que contar con
una base industrial solida. Son muchos los sectores y actividades que dependen
de él en mayor o menor medida: transporte, seguros, finanzas, asesorías,
ingenierías, nuevas teconlogías,…
Es fundamental fomentar en todo
lo posible el desarrollo de este sector y la creación de empresas industriales. Para ello se
requiere de un mayor esfuerzo en I+D, la incentivación de fuentes de energía
baratas fijando un mix eficiente y competitivo, una flexibilización del mercado
laboral y la creación de empresas industriales y/o tecnológicas, así como el
impulso de nuevas herramientas que apoyen los proyectos en los que conviven
emprendimiento e innovación. Todo ello dentro de un entorno fiscal que no
penalice ni el trabajo, ni la inversión, ni el crecimiento.
La verdad es que queda mucho por
recorrer y salvo en lo tocante al mercado laboral, con mayor o menor acierto, poco o nada
se ha hecho para cambiar nuestro modelo productivo por otro, más acorde con nuestras
posibilidades y a las expectativas de futuro. Parece que el cambio de modelo, que tanto preocupaba al inicio
de la crisis ya haya tenido lugar, cuando en realidad poco o nada ha cambiado, al menos en lo sustancial para fomentar el desarrollo a medio y largo plazo. Eso sí la renta disponible de las
familias ha cambiado, el número de trabajadores en activo también, el número de
empresas que han cerrado, el precio de la energía ha subido, el del pan también, los impuestos por las nubes, … suma y sigue. Eso sí ha cambiado y la prima también ha cambiado, ahora no llega a 170.
Nuestro modelo productivo ha
cambiado más como consecuencia de la crisis que como resultado de la
implementación de políticas económicas estratégicas esperemos que como siempre el esfuerzo individual compense las deficiencias del sistema.
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