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martes, 11 de marzo de 2014

Observatorio Provincial (II). La industria como motor de crecimiento.

Aunque parezca mentira las exportaciones de la provincia de León se han incrementado a la largo de estos últimos años a un ritmo increíble: un 45% en el 2011 y un 37% en el 2012 según los datos publicados por la AEAT y ya alcanzan los 1.751,8 millones de euros. Desde el año 2005 se han multiplicado por tres y han mantenido ese ritmo de crecimiento a pesar de la crisis.

Y aún más sorprendente es que las exportaciones leonesas, se basan principalmente en maquinaria eléctrica, sí el 51% del valor de lo exportado; muy lejos quedan el resto de las áreas de actividad como los por ejemplo los productos agropecuarios, que apenas llegan al 10,1% del total. Por lo tanto, si como parece la economía ha de crecer por las exportaciones, es de suponer que se requerirá un mayor esfuerzo en mantener un sector industrial competitivo ya que la mayor parte de ellas proviene de ese sector.


Pero estudiando el PIB provincial, la participación de este sector apenas llega al 10%, en España es un poco mayor, el 13%, mientras que la media europea está en el 15%. Por lo tanto cabe mejoría. El Círculo de Empresarios en su informe “35 años de contribución a la sociedad española” comenta que el sector industrial es el soporte necesario de otros sectores y en especial el de servicios, por lo que habría que contar con una base industrial solida. Son muchos los sectores y actividades que dependen de él en mayor o menor medida: transporte, seguros, finanzas, asesorías, ingenierías, nuevas teconlogías,…

Es fundamental fomentar en todo lo posible el desarrollo de este sector y la creación de empresas industriales. Para ello se requiere de un mayor esfuerzo en I+D, la incentivación de fuentes de energía baratas fijando un mix eficiente y competitivo, una flexibilización del mercado laboral y la creación de empresas industriales y/o tecnológicas, así como el impulso de nuevas herramientas que apoyen los proyectos en los que conviven emprendimiento e innovación. Todo ello dentro de un entorno fiscal que no penalice ni el trabajo, ni la inversión, ni el crecimiento.

La verdad es que queda mucho por recorrer y salvo en lo tocante al mercado laboral, con mayor o menor acierto, poco o nada se ha hecho para cambiar nuestro modelo productivo por otro, más acorde con nuestras posibilidades y a las expectativas de futuro. Parece que el cambio de modelo, que tanto preocupaba al inicio de la crisis ya haya tenido lugar, cuando en realidad poco o nada ha cambiado, al menos en lo sustancial para fomentar el desarrollo a medio y largo plazo. Eso sí la renta disponible de las familias ha cambiado, el número de trabajadores en activo también, el número de empresas que han cerrado, el precio de la energía ha subido, el del pan también, los impuestos por las nubes, …  suma y sigue. Eso sí ha cambiado y la prima también ha cambiado, ahora no llega a 170.


Nuestro modelo productivo ha cambiado más como consecuencia de la crisis que como resultado de la implementación de políticas económicas estratégicas esperemos que como siempre el esfuerzo individual compense las deficiencias del sistema.

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