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jueves, 7 de abril de 2011

Ojito con el oro que avisa


Suele ocurrir que cuando las aguas de la economía bajan  turbias, los dineros, que son miedicas buscan umbrías donde guarecerse en espera de que se tornen límpidas y cristalinas. Es frecuente que encuentren calor y cobijo en los amorosos brazos de los metales preciosos, especialmente el oro. Así mientras las bolsas bajan, el precio del oro sube y viceversa. Son valores refugio. Las tormentas financieras pasan, pero los metales quedan. Ahora y siempre. Parece lógico, son activos que gozan de gran estabilidad, la oferta suele ser constante, no es normal encontrar grandes yacimientos auríferos que sobresalten el mercado y la demanda también, las únicas variaciones notables son producidas como consecuencia de incertidumbres económicas y más como refugio que como uso o empleo.

Así durante estos últimos tres años su precio no ha dejado de crecer y al contrario de lo que ha sido habitual en ese mercado, ultimamente se está caracterizando por cierta volatilidad (subidas y bajadas contínuas), muestra inequivoca de que su uso le está convirtiendo en un mercado convencional, similar a las bolsas. Los mercados de metales solían comportarse de una forma muy particular, una fase inicial, que atraían capitales "inteligentes" (normalmente getas con información privilegiada), en una segunda etapa llegan los institucionales y en la tercera cuando ya suele estar todo vendido y casi en la cresta de la ola el vulgo. Después el lógico pensar que la evolución se rompa, se produzcan caídas más o menos bruscas para aterrizar en un punto más o menos racional en relación al valor del bien de que se trate. Es muy posible que estemos cerca de esa cima (el oro roza los 1.450 $ y la plata los 41 $), al menos así lo apunta los efectos que se están viendo en la cotización de las últimas semanas.

Atentos a las caídas, porque puede haberlas. Y a parte de esas caídas, también habría que contar con el riesgo divisa, porque no vale un dólar lo mismo hoy que hace una año, con lo que puede que lo comido por lo servido.


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